jueves, 3 de octubre de 2013

CROQUETAS DE JAMÓN

  
Ay ¡qué ganas tenía de publicar esta receta! Me la dio Susana, una compañera de trabajo que es la encargada de dar de comer a 40 niños de menos de tres años todos los días. Y qué contentos están cuando toca croquetas. Si es que quién puede comparar unas croquetas compradas con unas caseras? Yo no las cambio. Cuando me propongo hacer croquetas, porque la verdad sea dicha dan trabajo, hago unas pocas para consumir así frescas y las otras las congelo...mi idea es congelar mas de las que comemos ese día; pero nunca es así y al poco tiempo tengo que hacer más. La receta que os doy es para un litro de leche, que suele dar como para 80 croquetas (dicho así parecen muchas, pero no). Hago poca cantidad porque no me veo capacitada para pasarme una tarde entera boleando croquetas, pero la que esté dispuesta que aumente las cantidades, yo la admiro. 
  
Podeis usar pollo en vez de jamón. A veces cuando sobra pollo asado en casa lo pico todo y lo uso para croquetas. Solo teneis que sustituir medio litro de leche por caldo de pollo, casero a poder ser, para realzar más el sabor
   

 Necesitamos
  • 1 litro leche entera del tiempo
  • 100 g mantequilla
  • 200 g harina
  • 250 g jamón serrano
  • sal y nuez moscada
 Para rebozar...
  • huevo
  • pan rallado

   Derretimos la mantequilla en una olla sin dejar que se queme. Añadimos el jamón cortado en trozos pequeños y dejamos que se fría un poco en la mantequilla. 

   Añadimos la harina y removemos con unas varillas hasta que se separe de las paredes de la olla y adquiera un tono tostadito muy claro. Es necesario este paso para que la bechamel de las croquetas no adquiera sabor a harina cruda. 

   Incorporamos la leche, salamos y ponemos la mezcla a fuego mínimo y, sin dejar de remover, vamos subiendo la temperatura hasta que la masa esté "espesota". Ahora viene lo importante: cómo saber si la bechamel está lista o necesita un poco más de calor. Con la ayuda de una cucharilla retiramos una poca masa y si conseguimos separarla con un dedo sin que quede pegada a la cuchara está en su punto, de lo contrario, necesita un poco más de tiempo. Aprovechamos para probarla ya y rectificar de sal y añadir la nuez moscada. 



   Lo más complicado de la bechamel es cuando nos quedan grumos de harina. para evitar eso podemos pasar la batidora a la masa antes de que se espese demasiado y el problema estará solucionado. No tendremos "tropezones" de jamón por la masa pero el sabor será el mismo.

  Una vez hecha la bechamel la volcamos en una fuente onda y la dejamos enfriar. A mí me gusta dejarla hasta el día siguiente en la nevera para bolearlas después. Si no, solo teneis que esperar a que la masa se enfríe de todo y podeis hacerlo en el mismo día.

  Con la ayuda de una cuchara cojemos trozos pequeños y les damos forma con las manos. Yo las hago redondas porque es más rápido, pero podeis darle forma alargada como las compradas. 

   Hechas las bolas las pasamos por huevo y pan rallado.
 
 

   Ahora viene la decisión de si las comemos fresquitas o las congelamos para otro día. 
   
   Para congelarlas: Las colocamos en una fuente plana, separadas entre si y las metemos así al congelador. Al cabo de unas horas, cuando ya sean duras, las guardamos en bolsas de congelación hasta el momento de comerlas.

  Para comerlas frescas: Mi receta de esta bechamel hace una crema muy suave que al comerla vereis que no es nada seca. Eso a la hora de freirlas tiene un inconveniente, que se pueden abrir y echar la masa fuera. Para evirtarlo: Os recomiendo freirlas en una olla no muy grande en vez de usar una sartén. Es necesario que la croqueta quede sumergida completamente y si lo hacemos en sartén gastaremos más aceite. Las removemos continuamente con una espumadera, como hacen los churreros con los churros. 

  Os encantarán!
  






   
   
    

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